El Chagas en zonas urbanas
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21082011
El Chagas en zonas urbanas
Un estudio alerta sobre el Chagas en zonas urbana.
La provincia de Mendoza ha sido incluida como grupo de alto riesgo de
transmisión del mal de Chagas. El 57% de la población de zonas urbanas
analizada (niños de 6 a 12 años) vive en condiciones epidemiológicas de
riesgo. Advierten sobre la necesidad de prevenir a partir de la
detección precoz, de la implementación de planes de medicación a tiempo
para garantizar la curación de los enfermos y de la concientización de
la población.
Autor Leonardo Oliva.
Universidad Nacional de Cuyo
Facultad de Ciencias Médicas.
Fuente InfoUniversidades.
Mendoza, 15.08.2011. Históricamente, el mal de Chagas ha sido
relacionado con las zonas rurales y es por esta razón que siempre se
subestimó la presencia de la enfermedad en núcleos urbanos. Un estudio
llevado a cabo por investigadores de la facultad de Ciencias Médicas
evidenció que en la ciudad de Mendoza existe una cantidad importante de
población en riesgo.
El INCOSUR (Organismo del Cono Sur para el Chagas) incluyó en el grupo
de alto riesgo de transmisión de la enfermedad a la provincia de
Mendoza. En los últimos cinco años se reportaron alrededor de 500 casos
anuales. Para la doctora Liliana Carrizo, directora de la investigación,
esta cifra no se debe a que haya más enfermos sino a que es mayor la
cantidad de casos detectados.
“Numéricamente, podríamos hablar de una tendencia de incremento de
población testeada, dado que se realiza una búsqueda activa en áreas de
alto riesgo y también se trabaja en otras de menor riesgo, lo que
determina un mayor número de hallazgos y permitirá corregir el
subregistro existente” indicó a InfoUniversidades la investigadora.
La detección precoz de individuos infectados permite realizar el
tratamiento a tiempo y garantiza su curación, con la consecuente mejora
en la calidad de vida. El grupo de investigación trabajó con niños de 6 a
12 años de cuatro escuelas urbanas del Gran Mendoza. En ellos, analizó
su “seroprevalencia”, es decir, si tuvieron contacto con el parásito que
causa la enfermedad -el Trypanosoma cruzi-, su situación
epidemiológica, y si el contexto en el que viven favorece el contagio,
esto es: presencia de vector del Chagas. Como todo insecto es ovíparo.
Existen más de cien especies y sólo 16 de ellas viven en Argentina.
“El
análisis de las encuestas determinó que el 57% de los niños estudiados
vive en condiciones epidemiológicas de riesgo, dado que respondieron en
forma afirmativa a uno o más de los ítems de la encuesta de riesgo”,
explica Carrizo y agrega: “Por otra parte, los estudios de serología
indicaron que el 0,7% resultó serológicamente reactivo para la
infección”.
“El hallazgo de casos reactivos en áreas urbanas, acompañados de una
situación epidemiológica de riesgo, muestra la importancia de realizar
una búsqueda activa de la infección en poblaciones consideradas, por
tradición, de bajo riesgo”, alerta Carrizo. Al cruzar los datos de los
casos con serología reactiva y su situación epidemiológica, los estudios
arrojaron que predominan las niñas de 6 años, hijas de madre chagásica,
aunque para Carrizo esto no es significativo: “Lo que ocurre es que la
mujer acude con más frecuencia a realizarse controles médicos y, en
especial, porque se incluye en los controles de embarazo el estudio de
esta infección”.
Para la investigadora, el problema social del Chagas es la “falta de
medicalización” de la enfermedad, es decir, la necesidad de que los
médicos de centros de baja complejidad realicen por sí mismos el
tratamiento y seguimiento del paciente diagnosticado, sin mediar la
derivación a centros de referencia. “Otro punto importante reside en
evaluar de qué manera se podría implementar, desde el primer nivel de
educación, en las currículas de las carreras médicas la enseñanza de la
enfermedad de Chagas de una manera más amplia y en forma independiente
de cuál sea la formación profesional”, sugiere Carrizo.
Y como
último aspecto a tener en cuenta para la solución del problema, la
investigadora hace referencia a la importancia de la concientizar a la
población, “para que sea más activa respecto de la enfermedad. Es decir,
que sepa reconocer al vector y sepa adónde dirigirse si ve vinchucas en
su casa”.
Autor
Leonardo Oliva
Dirección de Prensa.
Universidad Nacional de Cuyo.
Fuente
InfoUniversidades.
Fotografías
Foto: InfoUniversidades.
Foto: dbbe.fcen.uba.ar.
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